La belleza de tu risa
calidez en tu sonrisa
tu palabra tan serena
sin un resabio de pena.
La alegría matutina
tu locura vespertina
tu nocturna calidez
y tu canto, una embriaguez.
Tu diáfana mirada
tu llanto, una cascada
tu berrinche cotidiano
la suavidad de tus manos.
La caricia palpitante
tu silencio susurrante
compañía penetrante
profunda acompañante.
Tu sincera gratitud
tu verdad, una actitud,
tu magna libertad
eres pura realidad.
Pocas veces comprendida
ni buscada, eres temida
por aquellos que te evaden
diversas técnicas persuaden.
Por todos tan sentida
con la vida comprometida
pero con ninguno casada
de todos y libre, mi amada.
Tan simple como una vela
iluminas con sólo tu estela,
eres pulcra claridad
bien amada soledad.