No me da tristeza la lluvia
ni días grises que empañan la fiesta
que opacan y embarran la siesta
en mezcla de negro y de blanco
de cabezas gachas en cola de banco
que nos recuerdan en su aleluya
que tras de sí habrá un arco iris
majestuoso, colorido, nada gris
que la luz se esconde y no huye
que el agua purga y todo diluye
y si el techo aguanta este chaparrón
el sol seguirá brillando en mi corazón.