En el super, Pedro se quejaba de los precios.
-¡Qué caro todo! ¡Ya no alcanza ni para el papel higiénico!
-Es cierto, por eso más que nunca hay que usar la cabeza. -le dijo un anciano que sabía de crisis económicas.
Al llegar a su casa, Pedro guardó las pocas cosas que había comprado con medio sueldo y se fue para el inodoro. Como no le alcanzó para el papel higiénico resolvió seguir el consejo de aquél anciano. Luego de un gran esfuerzo en el que logró limpiarse bien el culo, exclamó con fastidio:
-Claro, ¡pero me quedan los pelos del bocho llenos de mierda!