Bruno, Dosindo y Trémulo miraban el atardecer sobre la playa.
-Qué pena, se termina el día. -dijo Bruno con tristeza.
-¡Por fin! Llega la noche.-exclamó Dosindo.
-Vean cómo la luz se extingue sobre las aguas. Observen a las sombras morir. –expresó Trémulo.
Bruno y Dosindo miraban a través de sus pensamientos.
-El día es corto. No alcanza para todo lo que hay que hacer. -dijo Bruno con algo de pesadumbre.
-La noche tendría que durar más. Es poca para celebrar la vida. –acotó Dosindo.
-Escuchen el oleaje, observen el vuelo de esas gaviotas. –señaló Trémulo hacia el este.
Trémulo se dejaba penetrar por los últimos rayos de sol.
-¿Cuándo volverá el día? –se preguntó Bruno.
-¿Cuánto durará la noche? –cuestionó Dosindo con firmeza.
-Miren las figuras de esas muchachas doradas por el manto de luz que se despide. Miren el espectro de la luna al otro lado que, con paciencia, asoma en la escena. –indicó Trémulo con un hilo de voz.
Bruno se puso una campera que tenía sobre la falda. Dosindo extrajo un atado del bolsillo y encendió un cigarrillo.
-Hasta mañana. –dijo Bruno antes de marcharse.
-Buenas noches. –saludó Dosindo luego de levantarse.
Trémulo saludó, tiritando por la fresca brisa. Sus ojos humedecidos miraban al poniente.
Fotografía: Manu Coca
¡Me gusta mucho tu blog! ¡sigue así!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias colega! Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona