El arte es un disparador

 

Una pintura puede dejarte helado
o una escultura vista de costado,
la música dispara el pensamiento
y el espíritu se eleva somnoliento.

Se me ocurren mil cosas al escuchar
tantas aves que no las puedo atrapar
las observo, solitarias o en bandadas,
en su vuelo por el aire cual tostadas.

Y no creas que sólo digo bobadas
porque vuelan, libres de mermeladas,
si hay prisa por probar el desayuno
me esperan esta noche allá en Neptuno.

Es que vuela también el sentimiento
y la mente que viajando en el aliento
tiene apuro por llegar como ninguno
surca estrellas en el espacio que reúno.

De la  música es tan magnífica facultad
que te acerca a una sublime libertad
cuando grises son las nubes de tu avión
que no vuela si se larga un chaparrón.

En los tonos que el diapasón ha afinado
ya se oye el malestar que ha doblegado
y se despierta iluminado y sigiloso
un alcance que concuerda con el gozo.

Escuchar, escuchar y nada más
esa voz que describe tan veraz
lo que no siempre capta la mirada
esa voz que te protege cual espada.

Y sentir que la música calma y eleva
y si acaso algún demonio se subleva
será atado como bestia por mil años
si lo sufres vete a llorar a los caños.

Penetrar en la canción es comunión
unidad, cuerpo y alma, es el arte
y la música que llega a recrearte
te dispara en un suspiro al corazón.

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