
-¡Qué hacés Roberto! Tanto tiempo.¿A qué te dedicás?
-Soy infeliz a cuerda. ¿Y vos?
-Servidumbre real.
-¿Te pagan bien?
-Una miseria, pero junto los soretes del Rey.
-Qué infeliz.
-La verdá.
-¿Me das cuerda?
-Con mucho gusto.
-¡Ahora me siento realizado!
-Si es una indirecta para que te limpie el culo ni lo sueñes.
-Faltaba más. Me lo limpio solo, ¿o te pensás que soy un pobre infeliz?
-A juzgar por tus sandalias de Manaos diría que sí…
-Es para disimular. Vos sabés que las apariencias engañan.
-Es cierto. En el reino son todos infelices, pero sonríen para la foto.
-Ahí tenés. Ahora el espejo viene pixelado y con delay.
-Así parece.
-Aunque no debe ser real.
-¡Uff qué alivio! Espero que no se entere el Rey.
-Debe sospechar, ¿o te pensás que es otro…
-¡Callate! ¡Ahí viene el príncipe!
-Conservemos la compostura.
-¡Su alteza!
-Majestad.