Por favor, a los sicólogos que mandan a sus pacientes a escribir como método o sustituto de terapia, nadie les niega que tiene sus bondades, pero traten de darle otro cauce a los enredos psíquicos, no sé, digamos mándenlos a aprender otros oficios como barman de sindicatos, limpieza de catedrales o confección de banderas y escudos para países incipientes, o en todo caso alternen la terapia con el aprendizaje de esquí acuático o escalar el Altiplano. Vamos licenciados, que suden un poco esos cerebros, y no es que quiera inmiscuirme en sus asuntos lacanianos, es que en el rubro somos muchos locos compitiendo por la atención de unos pocos lectores sensatos.