Nadie le había dicho
que aquí nada es permanente,
y lo supo de repente
cuando aquello terminó;
la relación se disolvió
como pintura en solvente,
a la lápida del nicho
epitafio le pusieron
y con ello terminaron
cada cual a su ruta
a proseguir su camino
pues así quiso el destino
que a veces la calle puta
se bifurca, se entrecruza
se abre, visión de lechuza,
separando voluntades
( o países y ciudades
que buscan autonomía
que la buscan con porfía )
y dejando las esquirlas
del amor y la explosión.
Desconsuelo y confusión
vuelos de aves de rapiña
restos de una transfusión
se encontraron con la niña
que pensaba que era eterno
un romance sempiterno
y ahora debe hacer el duelo
de enterrarlo bajo el suelo,
porque a ella nadie le dijo
que aquí nada es permanente
y lo supo tristemente
mientras buscaba consuelo
mientras sentía a su hijo
pateándole la pancita
con instinto goleador
y ella canta y le recita
al pequeño emperador
una canción armoniosa
descarnada y portentosa
que le hace olvidar la pena
encarando el porvenir
con una actitud serena
pues el corazón al latir
le da la calma fecunda
que de alegría la inunda
y así al pesar despedir.
En una sentencia profunda
nada es válido para todos
sabe de cualquier modo
en una felicidad rotunda
que un estado duradero
y por cierto placentero
no sólo le hace olvidar
sino que le hace amar
así en la vida amando
así en la vida jugando
su alma vuelve a confiar
se vuelve a sentir plena,
y si dos no son de fiar
y uno enturbia su melena
con la vista en el futuro
que se asoma puro y seguro
tendrá también por presente
que al saberlo de repente
que aunque nadie se lo dijo
de esperanza, muy prolijo,
tiene en el amor certero
un presente verdadero.