El reflejo de los cisnes

De tanto en tanto
Hay una pausa, un remanso
En el que todo converge
En el que Vida prosigue.

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UN SEÑOR EN MI CAMINO

Hilvanando un discurso
que cayó en saco roto
me encontré con un viejo,
un señor, con un sabio
con una exponencial trinidad
que me decía mirando
con los ojos ciegos:
Si hay sol, es de día.
Si hay luna, es de noche.
Si no hay noche ni sol
Estás muerto.
Entonces,
si la vida es tan simple,
tan amable, tan noble,
¿por qué existe el amor?
¿para qué la paciencia?
¿para qué el arco iris?

Encantado, mucho gusto

Como en un clásico juego infantil, a veces la vida parece una cadena de encantos y desencantos, de situaciones que nos dejan petrificados y de sentimientos que nos ponen a correr de contentos a buscar contagiar esa alegría que nos desborda que no hace más que convertirse en un mágico encanto para aquellos que nos miran con ojos desencantados, esperando que alguien los toque para ponerse a correr nuevamente y que el juego cobre dinamismo.

PARA QUÉ SIRVE UN BLOG



Sin dudas, un blog ofrece numerosas posibilidades para la comunicación, y a su vez, es una responsabilidad. En un blog se puede hablar de un tema A, y apelando a la libertad de expresión se lo puede hacer partiendo desde A1 e ir llevándolo por diversas y complejas etapas hasta A9, o simplificarlo y pasar a un tema B como en una conversación que pasa rápidamente del clima del día al precio de los alimentos. Es importante notar que al tratar un tema C, no necesariamente debe decantar en un tema D, pero hay que evitar a toda costa caer en la tentación de ir a parar a un tema Z demasiado rápido, pues sería como saltar del balcón de una planta baja. Ridículo. Lo que sí es válido, es partir de un tema Y, pasar por N y llegar a B, que es más o menos como hablar de macroeconomía con metáforas gastronómicas dirigido al comensal de turno que nos observa en una estación de servicio.
Otro tema no menos importante a la hora de comunicarse a través de un blog, es tener presente a quién va dirigido. Esto se puede estipular de antemano, explicitándolo ( este texto va dirigido a mujeres de treinta a cuarenta años, que le guste el chocolate, etc. ), o se puede dejar abierto y que el visitante opte por sentirse tocado o no, lo cual puede resultar en azar. Los lectores, por norma general, son curiosos como turistas, y pasan a echar un vistazo y ver qué se pueden llevar. También, como puede verse en muchas ocasiones, se puede dejar en claro que lo expuesto va dirigido a uno mismo, en cuyo caso el visitante ocasional hará las veces de voyeur, si el instinto de curiosidad lo lleva a adentrarse en la lectura, a pesar de la advertencia.
Por otra parte, este ítem se puede dejar en blanco y dirigirse a cualquiera que opte por pasar por el blog o a todo el mundo, aún sabiendo que la figura semántica es ficticia, pero nos puede encauzar la comunicación desde el comienzo.
En el momento de leer, es curioso prestar atención al modo de lectura que se popularizó en los últimos tiempos desde la llegada de internet, Google, Wikipedia, las redes, etc. que consta de un ejercicio veloz acumulativo, donde raras veces ( y en contados lectores ) se pretende entender nada ( a excepción de lo obvio ), con la consecuente dificultad inherente a la comunicación mediante medios escritos. No obstante, hay sobre la faz terrestre lectores para todos los gustos, lo cual no se traduce en numerosos pero sí en alguien capaz de descifrar las ocurrencias ( o al menos en intención ) de quien abre un blog para comunicarse con otros.
Debido a que el blog, salvo para los seguidores diarios del mismo, es virtualmente anacrónico a la temática diaria, se pueden tratar temas que no sean vox pópuli o que la moda haya sacado las cuestiones fuera del foco de atención. Un texto en la web puede dormir años, y resucitar con un lector caído en batalla.
Otras de las posibilidades de un blog son: contar, narrar, traducir, aburrir, cansar, distraer, entretener, consumir tiempo de vida del lector, obsequiar pensamientos, divertir, conquistar amoríos, perder seguidores, ganar lectores, dar a conocer lo que uno hace, difundir conocimientos, regalar entendimientos, prestar vocabulario y demás, todo supeditado a la comprensión lectora del visitante en cuestión.
Por último, y para despedirnos, queda tener presente que un blog puede ser un refugio para el lector, un remanso o un lago donde se distiende de las tensiones cotidianas que ofrece la vida en sociedad, por lo que tener un blog es, no sólo un aporte a la cultura, sino una ofrenda a la comunidad. Para todo lo demás, existe Facebook.

ERA ILUMINADA

Estaba pensando, y disculpen lo inoportuno de hacerlo en estos tiempos, quiero decir en los últimos cincuenta años, hasta el momento en que me interrumpieron con la típica pregunta ¿Qué estás pensando? por lo cual no tuve más que hacer a un lado todos los vericuetos, rebusques e itinerarios de mi esfera de cavilaciones y respondí a la altura de las modas que corren:
-Nada, che.

No me sigas

No me sigas, no, no me sigas
No creas que aunque me veas
Andando por ahí, balbuceando,
Esgrimiendo palabras, poetizando,
Llegarás a algún lugar de reposo,
No, no me sigas. No me digas
Que querés algo de lo que tengo
No, o no ves que yo no tengo
Mucho menos de lo que tienes
Y no entiendo por qué vienes
Los bienes inmateriales no se ven
A simple vista. Llévatelos si gustas
Pero no me sigas, no, no me sigas
Llevate la tranquilidad, el deseo
La calma de la aurora, llévatela
Y si encuentras paz hazla tuya
Pero por favor no me sigas
Que no te arrastren las palabras
El pensamiento es un océano
Y es necesario saber nadar.
Por eso, atraviesa el firmamento
Desde el convento hasta las nubes
Busca la base del arcoiris
Zambúllete en el río dos veces
Y dime si eres el mismo,
Surca el abismo, merodea la inmensidad
Anhela la felicidad, vive tus sueños
Hazlo con la gracia de los dioses
Ríe con gozo, goza el placer
Degusta, saborea, palpa, piensa
Pero de ninguna manera me sigas
Que mi voz te acompañe,
Y que no se empañe tu vista
¿O no ves que yo no voy?
No me dejes tus huellas
Que guíen a otros caminos,
No vengas, no derrames el llanto
No pidas, sólo escucha el susurro
Del viento: no me sigas, no,
Que yo no voy, no, yo sólo soy.

Influencia y afluencia de público

En el curioso mundo de la virtual realidad ocurre que todos se ponen de ejemplo de vida a seguir, pero no hay quien siga el ejemplo porque cada quien es su propio ejemplo. En algunos casos, se tiran flores entre sí, a modo de ejemplo. Por su parte, a los disidentes les llega el escarnio público, a modo ejemplificador. Y el público, que no come vidrio, lamenta las pérdidas con cierto rubor: No era un ejemplo de vida, era una vida de ejemplo.

CABELLOS SALVAJES

No hay acuerdo, señores, no-hay-acuerdo. ¿Estamos de acuerdo? No recuerdo cuándo comenzó el desacuerdo, sólo sabemos que estar cuerdo es una excepción, la norma es el desacuerdo y ¿alguien se acuerda a esta altura quién empezó a tirar de la cuerda? Tenemos, nada más ni nada menos, que el recuerdo vociferando algo en lo que todos estábamos de acuerdo: ¡la puta, que vale la pena estar cuerdo!

ESTOLIDEZ

Una buena conexión inalámbrica
te permite ver películas cómicas
percibir sobre todo en ficciones
que lo real no vive en las canciones.

Si bajas más de un yiga en video
(no es lo mismo lo miro o lo leo)
escondelo en la rigidez de tu disco.
Lo mirás en tres de y quedás bizco.

El vecino tiene otra banda ancha
él navega, además, en su lancha,
internet está lleno de gente
que cree que navega su mente.

De palabras surgieron opiniones
sólo dicen, sugieren, renglones
simbolizan espacios en blanco
manchados, como aquél, era manco.

Lo que se ha dicho en un momento
no difiere de cualquier evento
donde hablen, comenten, opinen,
manifiesten vivencias, dirimen.

Considerémoslo brevemente:
que se diga no es lo que siente,
sólo emergen palabras al viento
el amor no es sólo sentimiento.

Si leés un día que ya se dijo
preferible usá teléfono fijo
para hacer tu llamado seguido
el cerebro estará agradecido.

Cualquier cosa que surja de impronta
el cede en linux no se te monta.
Qué tonto es haberme creído
que estas líneas tenían sentido.

Lo perdí y me quedé sin consuelo
alguien dijo éste será otro lelo.
Desconoce que mi coeficiente
desconfía de un tipo indecente.

Quien confía en su intelecto
no sabe que será abyecto
cuando quiera llegar a la cima
y cayendo encontrará la rima.

Llevá un tele derechito a Marte
para que al volver demos parte
de que allí encontramos la evidencia
que en planetas así hay inteligencia.

Las palabras son como diamantes,
canciones eran las de antes,
decime dónde quedó la sapiencia,
explicame, te tengo paciencia.

El destino insinuaba el origen

No tengo plata, ni tengo arrastre
No tengo amarras ni tengo lastre,
No tengo ideas ni corolario
No tengo galgos ni un dromedario.

No tengo dónde caerme muerto
No tengo fanas ni seguidores
No tengo plato ni tenedores
No tengo sed en este desierto.

No tengo nada ni mucho menos
No tengo idilios ni tengo frenos
No tengo ni lo que tiene un croto.

No tengo escape ni escaparate
No tengo modales ni flor de loto
No tengo inicios ni tengo remate.

No es que no tuve es que no tengo
Pues acá arriba no hay posesiones
No hay divisiones ni distinciones

Y cada quien es como cualquiera
Que nada tienen en esta esfera
No como abajo de donde provengo.

Acá no llueve, eso es un hecho
Y todos caen, tarde o temprano
Ni vacaciones, pues no hay verano
Acá en el cielo no tengo techo.

Un punto aparte para mi muerte
Es sólo un ítem en el camino,
Y aunque de a ratos lo grite fuerte
No son recuerdos de un peregrino.

Arte sano

Para los que producimos arte en general y literatura en particular, lo más difícil es que la obra tenga cierta difusión. En líneas generales, el artista se ve obligado a convertirse –además de creador- en un vendedor de su obra, y eso no es apto para todos pues puede llegar a ser incómodo para quien no esté habituado ( algunos tienen mucha “cancha” en marketing, mejor aún que sus dotes artísticos, y venden bien ). Una vez que la obra literaria tiene difusión, encuentra a los consumidores, lectores e interesados en leerla, ya que hay para todos los gustos. Hay muchos tipos de lectores –como describió y clasificó Macedonio Fernández- y la literatura ofrece un abanico de posibilidades para que cada quien encuentre, con un poco de esmero, lo que anda buscando a la hora de leer, aunque muchas veces esa búsqueda se puede ver retrasada por otras formas de esparcimiento espiritual, tal como ocurre con la alimentación cuando ingerimos comida chatarra y nos terminamos habituando. En fin, escarbando un poco en la cultura, nos podemos encontrar con cosas por demás interesantes.
Con motivo de haber llegado a las 1000 entradas en el blog La otra mitad, quería enviarle un afectuoso saludo a quienes saborean a diario o esporádicamente mis escritos por aquí, y dejarle algunos enlaces a algunas de las piezas que van quedando abajo por la dinámica propia de este tipo de plataformas, para que le echen un vistazo, si gustan.
Les recuerdo que en la pestaña “Libros” pueden adquirir mis primeras obras impresas desde cualquier lugar de la Tierra, y de paso les anticipo que estaría proyectando dos nuevos libros y esperando llegar a, quién dice, 2000 entradas por aquí para que puedan leer un poco más de lo que hago en materia literaria.
Un abrazo

Los enlaces:

PROYECTO DE POESÍA

¿QUÉ ES LA POESÍA?

PINCELADAS XII

VIDA DEL BLOG

OLOR A GOL

QUÉ COSAS TIENE LA VIDA, DOÑA AMELIA

Las letras también se mueven

El ingenio popular opera de manera eficaz y directa cuando entra en acción. En una esquina de importante tránsito, un cartel que predicaba la buena conducta al volante, con fondo amarillo, diciendo “CEDA EL PASO” fue rectificado con cambios mínimos en pos de los paliativos tendientes al mantenimiento del espacio que tenemos en común, y ahora reza “CUIDE EL POZO”. Ahora los transeúntes que pasan por ahí cada tanto lo riegan o le dejan una flor, y el pozo brota de alegría. Por su parte, los conductores lo toman como un error del letrista y se atienen a lo que debería decir el cartel: “CUIDADO CON EL POZO”.

Desviaciones en la currícula

Los que tienen algo para decir, por un misterio llamado vida, han optado por callar; el resto es ruido, cháchara, palabras sin substancia. Y existe allí, en la dicotomía entre materia y substancia -de la cual se impregna el arte-, una cuestión digna de esta investigación y experimentación que llamamos, con sobrados motivos, vida.
A la hora de la comunicación, la gente se echó a dormir, y en un sueño variopinto dedujo lo que el inconsciente tenía para decirle, aquello que en la vida consciente le resultaba esquivo o de difícil interpretación por lo intrincado del mensaje y las diversas desviaciones que lo llevaban a encallar antes de arribar a buen puerto.
La juventud en cualquier época está perdida, pero no por las razones que argumentan los sociólogos veteranos, sino por la incapacidad que muestran para decir dos o tres disparates al día, lo cual los prevendría en la adultez de caer en un hospicio y en la vejez de sacárselos de encima, todo por resultar poco serios ( como la sociedad demanda ) al intentarlo de manera tardía y con torpeza, justamente por exceso de seriedad.
La gente toca temas que no los toca, y los toca con la maestría en que lo hace un pianista con el piano, componiendo diversas teorías que al oído suenan bien pero ajenos a la experiencia, y por tal caso la palabra no es fuente de vida, como podría serlo el agua vital con la sed, sino que pasa su tiempo como entretenimiento parcial, que muchas veces opta por convertirse en dedicación a tiempo completo, abarcando los sueños, las constelaciones y el aire común que respiramos sin tomar nota.

Esperanza, deseo, y fantasías

Poco a poco la sociedad va retomando su cauce normal, aunque con sus cuidados encima, con sus temores a cuestas, con las pérdidas en la mochila, con las derrotas en el bolsillo. Detrás de los barbijos intuimos la sonrisa, el deseo, la ternura. Quizás los ojos brillen más que antes ( ¿o será por San Valentín que asoma? ), tal vez las simples cosas y las relaciones sencillas nos vuelvan a complacer, seguramente muchos esperarán las elecciones para poder sacarse los ojos nuevamente ( y mirar desde los huecos ), quizá algunos comprendan al fin que el tiempo es un don que se da limitado por su concepción misma y no lo dilapidarán en trivialidades, quizás haya quien comprenda que lo que se comparte -además del pan- es la felicidad, una callecita angosta en la que hombres y mujeres, jóvenes y niños, regordetes y ancianos, lloran y se dan la mano, juegan como en un perfecto sueño de bombuchas, de verano, de caretas, carcajadas y tardes llenas de ilusión y realidad en las que la luz baña los rostros de la humanidad.

Encaremos el porvenir con seriedad


Los puntos a tener en cuenta para atravesar las situaciones más complejas del sendero de luz y oscuridad, de éxitos sin moralejas y de cuentos sin vericuetos, de ocurrencia y desazón, de goce y dolor, de alegrías y catacumbas y de entretenimiento feroz y aburrimiento atroz, son:

Inteligencia emocional
Negligencia visceral
Intransigencia digital
Astringencia dominical

Sorteados todos los obstáculos, estaremos en condiciones de proceder, tal como indica la carta magna y el corte de manga, ¡Avanti!

CREAR O REVENTAR

Mens sana, comé manzana,
la salud es para el mañana,
no basta corpore sano
se pudre y come el gusano.

Libera de ti esa amarra,
la mente es como una garra
que no deja despegar
cuando tú quieres volar.

Corazón que cruza el abismo
que separa a vos de vos mismo
dará las explicaciones
que otrora eran confusiones.

Pregunta mal formulada
no puede ser contestada
mas debe ser repensada,
mejor no preguntar nada.

De la nada surgió todo,
del agua y la arena, lodo,
el cielo inspiró un suspiro,
¿Desnuda estás o deliro?

Tu belleza es la evidencia
que Dios padece demencia,
o cómo podés explicar
que acaso te dejó escapar.

Tal vez en su imaginación
piensa en otra creación
como un gorrión o aguilucho
que no lo distraiga mucho.

Pues si quedara observando
a ti, bella, contemplando
no atendería las plegarias
que claman a sus malarias.

Pero no hablemos de algo
que tú ni yo conocemos.
Dale de comer al galgo
así fuertes creceremos.

Él es otra maravilla
ya sé, dirás, que se pilla,
es un pequeño tesoro
no es un lingote de oro.

Todo lo bello y bonito
ocupa un espacio finito
de esta manifestación
que algunos llaman creación.

No sólo crearon los dioses
¿Te pasa algo que toses?
Cuidá la salud querida
es lo más preciado esta vida.

¿Cómo surgió la alegría
que te creó una poesía?
Así surgirá esplendorosa
tu alma y será asombrosa
una vida o fantasía
plena, solemne, hermosa.

URGENCIA

Vicente se había preparado unos mates. Sentado en el comedor, mientras tomaba uno, aparece su hijo con cierta urgencia.
-Viejo, necesito urgente el coche. El Tecla se quebró una pata acá en la canchita y lo tenemos que llevar al hospital. No sabés cómo está.
– Me imagino. Sangre por todos lados y vos encima querés que te largue el auto así nomás. Y todo por un raspón.
– No, viejo. Tiene una quebradura que se le salen todos los huesos de la piel.
– Si, son cosas que pasan. Gajes del oficio, se le dicen. Si jugaba de árbitro esas cosas no le pasan. Aunque por ahí se ligaba un botellazo en la marola.
– Bueno, ¿me prestás el auto o nos llevás vos al hospital?
– ¿Por esa pavada? Vayan caminando, ¿qué serán? Veinte, veinticinco cuadras, así de paso le afloja el hematoma a ese infeliz…
– ¡Qué hematoma! Te digo que se que-bró.
– ¿Si es para tanto por qué no llaman una ambulancia? Los pibes de hoy en día no sé en qué tienen la cabeza… piensan en boludeces. ¿Para qué practicar un deporte de verdad que te podés raspar como ese infeliz del Tecla cuando te podés quedar en tu casa calentito y limpio, apretás dos botones y jugás como si fueras el 9 del Real de Madrid? Hay cosas que no se explican…
– Chau viejo, gracias.
– El diablo sabe por diablo, pero más sabe tu viejo. No por mucho ayudar a Dios se madruga más temprano.

De una habitación sale Ana María, se para frente a un espejo y mientras se peina le habla a su marido.
– Vicente, ¿qué quería el Matías que andaba tan apurado?
– Andá a saber qué quería el borrego ese. Siempre te viene con cuentos. Habrá aprendido de vos.
– ¿De mí?
– Sí, claro que de vos. ¿Te acordás cuando nos vino con la historia esa de que le había robado la gorra a un policía? Pálido estaba de lo asustado que vino.
– Pero era verdad. La gorra la tiene en un cajón. –dice Ana María.
– ¿Qué va a tener ese? Mirá que el policía le va a prestar la gorra al infeliz del Matías…
– ¿Prestar? El Matías se la robó a la gorra. O no te acordás que tuvimos que ir a declarar a la comisaría…
– No creo. Hay cosas que no se explican. ¿O vos pensás que el policía le va a prestar la gorra al Matías? Decime, para qué. ¿Para qué? Tenía una fiesta de esas, ¿cómo se les dice? Jálogüin. Me imagino al Matías disfrazado de policía y me da escalofrío.
– No, viejo, Halloween es otra cosa. –dice Ana María.
– ¿Vos qué sabés? Capaz que hablamos de lo mismo pero con distintas palabras. Tantos años de discusión tirados a la basura. ¿Qué vamos a hacer con tantos años de discusión? Capaz que sacamos algo en limpio. ¿Quién te dice? Vos que le creés todo a ese infeliz del Matías, ¿me querés decir para qué vino recién?
– Pero si yo no lo vi, estuvo hablando con vos.
– ¿Conmigo? –pregunta Vicente confundido.
– Sí, viejo, con vos.
– Cómo te gusta contrariarme…
– Vicente, sacá el auto que me tenés que llevar a lo de Chelita. Me está esperando con unas tortafritas. Dale que después le pido que me dé algunas para vos. Seguro que ya me guardó, sabe que te encantan.
– ¡Uh! La última vez que comí de esas porquerías me indigesté. Me hiciste acordar y ahora me dieron unas arcadas… agghhh
– No, viejo, eso fue con los canelones de la Gladys.
– Agghhh…
– Dale, viejo. Llevame que estoy llegando tarde.
– Pero a vos te parece que con los mates recién preparados tenga que dejar todo para sacar el auto, llevarte hasta lo de esa amiga tuya que, vamos a ser honesto, es una infeliz. No me lo niegues. Te tengo que llevar a lo de esa infeliz y después venís toda angustiada porque no puede seguir viviendo sin ese que tuvo por marido, que extraña y no sé qué más. ¿Para eso querés que saque el auto ahora? Aguantá. En una hora me tengo que ir a buscar unos destornilladores a la ferretería.
– Me están esperando Vicente. –le dice Ana María con cierta impaciencia en sus gestos.
– Que espere. O vos conocés a alguien que se haya muerto por esperar. Capaz que se murió de viejo y esperando, pero la causa no fue la espera misma. Eso te lo discuto a muerte. Paro cardiorespiratorio, en todo caso. Además, tanto apuro para qué, me querés decir. Después venís toda así, ¿cómo se dice? Acongojada. ¿Y todo por qué? Por haber estado tres horas escuchando los lamentos de esa otra infeliz.
– Chau, me voy en taxi. –se despide Ana María.

Vicente se ceba un mate y, luego, lo toma. Se levanta, va hasta donde tiene la radio y sintoniza otra emisora. Calienta un poco el agua de la pava y vuelve a ubicarse en el mismo lugar del comedor. Entre tanto, entra Dani, su hija menor acompañada de una amiga.
– Hola pa.
– Hola chiquita, ¿trajiste visitas a casa? –dice Vicente mientras saluda con un beso a cada una.
– No, pa. Ceci me acompañó hasta casa para ver si la podés llevar hasta la suya. Hoy no hay colectivos por paro de choferes.
– Y no es para menos. ¿A vos te parece poner el lomo todo el día por dos pesos que no te alcanzan ni para pagarte un chegusán? Lo único que falta es que se tengan que pagar el combustible para poder trabajar. ¿En qué cabeza cabe? En la mía seguro que no. No sé cuánto estarán cobrando, pero te digo que igual es poco. Además, te cruzás con un atorrante que no tiene nada mejor que hacer…¿y? ¿Qué hacés? Le tenés que romper la marola con el volante.
– Bueno pa. ¿La llevamos?
– ¿A tu edad sabés cuántos kilómetros caminaba por día? Treinta y dos. Diez para ir a la escuela, diez para volver y doce haciendo los mandados a la vieja. Tu abuela, descansa en paz. Todos los días. Cinco kilos de papas, dos calabazas. Después el pan de lo de don Octavio, la leche del tambo… Y acá tu amiga que no puede caminar ¿cuánto?
– ¡Qué se yo! ¿5 kilómetros?.
– Cinco kilómetros. No me hagás reír que me vas a hacer volcar el mate. Ahora, decime, vos querés que deje todo así, que apague la radio, saque el auto y deje el mate recién hecho para llevar a tu amiga hasta la otra punta con qué excusa más ingenua: el paro de choferes. Contate otra porque con esa no vamos a ningún lado.
– Vamos afuera que te acompaño hasta la esquina Ceci. –le dice Dani a su amiga y se retiran de la casa.

Vicente se levanta con la pava, le agrega agua y la pone al fuego a calentar. Pocos minutos después, vuelve a entrar Dani mientras Vicente está hurgando en la heladera.
– Chiquita, ¿viste donde quedó el salamín que me compré la otra noche?
– No quedó. Se lo terminó el Mati con el Tecla ayer.
– ¡Si serán infelices!

Vicente tomó las llaves del auto y salió urgente de la casa. Dani lo miraba desde la ventana. En eso, ve que su padre deja el auto estacionado frente a la casa, se baja e ingresa a la misma.
– Chiquita, vigilame la pava que dejé sobre el fuego que ahora vengo. Voy hasta la fiambrería.
– Si, pa. –le respondió Dani, mientras reflejaba su expresión declarando por lo bajo: hay cosas que no se explican.

PROLIFERA

En los aires
Se respira el descreimiento
Basado en la desconfianza,
La de tanto haber creído
En bobas adivinanzas
Y en preceptos confusos
Que embotaron a la mente.
En un raro escepticismo
Que confluye en el presente
Se niegan también certezas
Con grito feroz y estridente,
Será tal vez que las gentes
Se hartaron del engaño frecuente
O será que aquél nihilismo
Los dejó solos como reclusos
A solas con su pensamiento,
El mismo tiene potestad
De dar y negar felicidad,
Él, de palabras constituido
Y siempre detrás del viento
En los aires.

LUMINISCENCIA

El sensei le había dicho a Arturo aquél día en tono monocorde: alcanzarás la iluminación en el instante menos pensado. El que ha recorrido el camino era un japonés bajito de rostro pálido que hablaba muy mal español. Arturo se marchó cabizbajo a la espera del colectivo. En la parada había un hombre con cara de foca y, a su lado, una foca con rostro de hombre, atada a través de un collar.
-Lindo día. –dijo la foca.
-Sí. Está lindo. –agregó Arturo.
-¿Cree que hoy pasará a horario? Me esperan para almorzar abadejo.
-Están viniendo a horario normalmente. –dijo Arturo.

De pronto, a la distancia, se observó venir el 48. La foca aplaudía alegremente. Los tres abordaron el colectivo, junto con un idiota que llegó corriendo. El chofer le dijo al idiota que coloque su tarjeta en la máquina para costear el viaje pero el idiota no entendía el procedimiento. Arturo regresó tras sus pasos y lo socorrió.
-Gracias. –dijo el idiota.
-No hay de qué. –respondió Arturo.
-No entiendo cómo funciona esta aparatología.
-Cuesta al principio hasta entrar en confianza con la tecnología. –agregó Arturo.
-De los setenta para acá no entiendo un pomo. Las cosas cambian demasiado.

A Arturo le caía simpático el idiota. Se sentaron juntos en un asiento doble, Arturo del lado de la ventanilla. El idiota observaba con curiosidad a un niño que jugaba con un dispositivo electrónico.
-Antes todo era más simple. Ahora hasta entretenerse es complicado. ¿Por qué cambian todo con lo bien que vivíamos?
-Lo hacen para beneplácito del consumidor. Inventan cosas que llaman la atención por lo novedosas, pero no necesariamente hay que utilizar todo lo nuevo que sale al mercado. –explicó Arturo.
-Yo no sé… Pareciera que si uno no compra las novedades uno fuera un idiota. –Dijo el idiota- Pero qué voy a comprar si no entiendo ni cómo se usan.
-Son formas modernas de matar el aburrimiento.
-No veo cómo me puedo divertir con algo así en ésta época donde todo parece brillar en una pantalla.
-Así es, es la era de la luminiscencia. –Agregó Arturo- La virtualización de la inteligencia.
-O la realización de la idiotez. –dijo el idiota.

Arturo se rió. El idiota le despertaba cierta ternura con sus comprensiones. Sin dudas, habían ocurrido cambios drásticos en la sociedad en los últimos años, modificando las costumbres de la gente sobre la tierra como nunca antes había ocurrido, y los que quedaban al margen de los cambios se sentían desorientados en una soledad que los dejaba cavilando en otros tiempos. Tal era el caso del idiota que no había asimilado los cambios. Al colectivo subió un neurópata con temblores. El idiota lo miró y Arturo también le prestó atención.
-¿Qué le pasa? –inquirió el idiota en voz baja.
-Son los nervios. –dijo Arturo.
-Yo cuando me pongo nervioso me tomo un té de tilo y se me pasa.
-Es bueno para eso.

El idiota se despidió de Arturo pero no sabía cómo bajarse. Arturo se levantó y presionó el timbre, el colectivo detuvo su marcha y el idiota se bajó tras agradecerle. A las pocas cuadras, Arturo se bajó. Ya estaba llegando a su casa, cuando un hombre le pidió unas monedas. Buscó en sus bolsillos algo de cambio para darle y se lo tendió. El hombre le agradeció y le convidó un trozo de queso que tenía. Arturo no quiso menospreciarlo y probó un bocado. Luego se despidió y entró en su vivienda. Cuando lo hizo, comprobó que no tenía luz. La claridad del día le permitió comprobar que no había ningún desperfecto en la instalación. ¿Qué había pasado?, se preguntó. Salió de la casa y golpeó en lo de su vecina. Le preguntó si tenía luz y ella le dijo que había un corte hasta el mediodía. Regresó a su casa y se preparó una taza grande de café. Sonó el timbre que era inalámbrico y Arturo fue hasta la puerta a atender. No era otra que Nancy, su novia, quien llegaba con una docena de facturas en mano, entre las cuales sobresalían las medialunas, las carasucias y las bolas de fraile. Arturo encendió un pequeño cabo de una vela, pues su casa era bastante oscura sin luz artificial, y la colocó sobre la mesa. Nancy tenía un hambre voraz y devoró una bola de fraile de dos mordiscones. Arturo apenas si había probado una medialuna salada.
-Este es un momento mágico. La luz de la vela le da el toque justo de romanticismo a nuestra relación. –dijo Nancy.
-Qué se yo. –dijo Arturo.
-Juntos, bebiendo café, el encuentro esperado se da en condiciones favorables para hacer el amor en una velada soñada.

Caminaron hasta la habitación fundidos en un abrazo interminable. Sus cuerpos se vistieron de piel y sus ropas cayeron dispersas por la habitación. Un beso sentenció la unión del amor en el acto sexual. Nancy tenía la cabellera revoloteada y reposaba sobre el pecho de Arturo. Éste tenía ganas de fumar pero los cigarrillos habían quedado en el comedor. Ella le hablaba del presente y los vaivenes del tiempo. Lo vivido en armonía y el porvenir que se venía. Arturo sólo pensaba en fumar pero se aguantaba las ganas momentáneamente. Después de un rato, ambos se vistieron y volvieron al comedor. Nancy dijo que se iría y no tardó en cumplir con lo prometido, tras despedirse con un beso. Arturo cerró la puerta y se quedó pensando, no en lo acaecido, sino en la vívida imagen de su maestro, evocando aquellas palabras que tanto le habían aclarado su visión de las cosas. De repente, la heladera había empezado a funcionar emitiendo un sonido grave al arrancar el motor. La luz del comedor se había encendido y Arturo se sacó las ganas encendiendo un cigarrillo. Largó una bocanada de humo que cubrió el ambiente. Observó la punta del cigarrillo encendido y miró cómo la vela, consumida en su totalidad, se estaba apagando. Del cigarrillo cayó una brasa sobre el cenicero que hizo un pequeño fogonazo. Arturo, sorprendido, pensó: qué más da. Fuego, amor, humo, ilusión. La vela se apagó completamente dejando un hilo de humo en el aire. En ese momento, alcanza el nirvana.

Programa educativo de doctrina ortodoxa

Por favor, señores docentes, no adoctrinen a nuestros niños con ideologías partidarias. Adoctrínenlos en el valor del dinero, la concepción de un mundo con dinosaurios y la importancia de creerse superiores a sus semejantes para que el mundo transcurra como hasta entonces. Y no olviden adoctrinarlos en la imposibilidad de cuestionarlo, reformularlo y transformarlo como indica el programa.

Lo que me gusta de tí

Me gusta cuando hablas
Porque estás presente
Y tu voz se siente
Tan alegremente.
Te extraño cuando duermes
Y la soledad
Se ve acrecentada
Con trivialidades,
Con las vanidades
De la gente torpe.
Me gusta cuando vuelves
A poblar mi mundo
Con todo lo que sabes
Y con lo que entiendes
Con todo lo rotundo
Que escapa a la razón.
Te extraño cuando tengo
Que irme a trabajar
Que irme a recorrer
Los senderos magros
Que sólo me conducen
Muy lejos de vos.
Me gusta cuando estás
Aquí para contarte
Lo que de tí me gusta
Y lo que te extraño
Cuando plasmo en arte
Lo que no me asusta
Que se lea en baños.

Desandar

No estar cómodo en una ideología
Atravesar el camino, desentrañarlo
Aminorar, aventurar, jugar el juego
Abrirse paso al calor de una poesía.

Mudar el entretemiento por valor
Esquizofrenia por la comunicación,
Atizar el lánguido triunfo del amor
Ante escuálidos vestigios de creación.

Del impulso a la ocurrencia, chispazo
Retrocede sin excusas la imaginación
En la mente, de repente, un fogonazo

Que anticipa cual tarot el movimiento.
En su rostro lo que otrora fue ilusión,
En la palma, un fecundo sentimiento.