La sacralidad de la siesta

Me dormí una siesta de casi dos horas durante un sueño profundo que transcurría a lo largo de un año, y cuando desperté no sabía ni qué día era y ni siquiera la hora, por lo que agarré el teléfono y miré: 12 de abril de 2011. Seguía sin entender. Ahí nomás entré en el diario digital y el titular, que también era tapa del diario impreso, me sacó del asombro: Bienvenido a los viajes en el tiempo.

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