
La mente sólo trata con la materia,
Veloz, intransigente, no descansa
Ni siquiera al despertar en sueños
Viaja por laberintos imaginarios
A situaciones de índole verosímil,
Por ello también se arrastra
Buscando grietas en toda tierra
Entre los rostros de su apariencia,
Que cae rendida cuando en quimeras
Se desentraña de tal su cerrazón
Y en la apertura y la redención
Se propicia el vuelo del espíritu
Que ve en la mente su fiel reflejo
Y ahora es vívida cada estación
Cada persona, cada alma en pena
Está atrapada en una ilusión
Y no da cuenta de sus cadenas
Que la han forjado cual bestia
A andar a tientas en la oscuridad
Y con el rostro desvencijado
Sonriente así bien iluminado
Por la pantalla del celular
O un cigarrillo a la medianoche
Con el mensaje que no va a llegar
Su espera recia ya no le fascina
Y así le hable hasta el Universo
Su desatino no va a escuchar.
Quizá perdido en una entrepierna
Será su grito tan visceral
Que una mañana frente al espejo
Un rostro amorfo sin vertical
Calará onda su verbigracia
Y una afeitada claudicará
Detrás de arrugas y seriedad
Donde la gracia de la retina
Sufre impresiones del más acá
Y ve en la muerte bella mujer
Que lo seduce su escote en ve
Su curvatura, sus largas piernas
Y esa dulzura tiene al hablar:
Acompáñame, no vamos a nadar
ni a ganar, tampoco a perder
No es el inicio, no es el fin;
Sígueme, o te vas a decepcionar.
Ya sin opciones para volar
Y rezagado en su corazón
No hay más asado sobre el tablón
Los displaceres que degustó
Son como hormigas en el sillón
Donde reposa en su porfía
No queda ají ni puta parió
El sabor de la boca y un beso
Que tras rozarlo lo despidió.