El técnico

Dislocábanse en el disco los sectores
de tan rígido, propiciábanse los errores
propagábanse, tal así que su pecé no respondía
y había veces que esa máquina no encendía.
Él lo extrajo, con paciencia, parecíase un ladrillo,
y golpe a golpe destruyólo, asistido por su martillo.

El problema ya resuelto, no es tan malo
si en la cuenta ya se tiene registrado
que las fallas de ese disco lo han cansado.
Cada vez que le preguntan qué ha pasado
que no usa ya pecé (en un siglo iluminado)
responde sin siquiera quedar como un anticuado
con frases populares que sólo ha memorizado:
en casa de herrero, cuchillo de palo.

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