-Buen día, doña Amelia.
-Buen día caballero. ¿Qué se le ofrece?
-Deme un kilo de cosas.
-Con mucho gusto.¿Algo más?
-Sí. Medio kilo de cosas y un cuarto de cosas.
-¿Qué más, caballero?
-Y antes que me olvide, deme dos kilos de cosas y algunas cosas.
-¿Pueden ser de estas cosas? Son cosas buenas.
-Sí, cualquier cosa.
-Perfecto. ¿Algo más, caballero?
-Creo que nada más… ¡ah! Por las dudas póngame algunas cosas, no sea cosa que después me falten.
-No hay problema.
-¿Cuánto es, doña Amelia?
-A ver… es … ¡Tanto!
-¡Epa! ¡Qué cosa! ¿Tanto? ¿sumó bien, doña Amelia? ¿Por qué es tanto como Tanto?
-Es que ocurre que las cosas salen Tanto, y como usté caballero lleva tantas cosas, pues ya ve…
-Ya veo, ya veo. Tome. Le debo Algo.
-¡Uy! Lo siento caballero, va a tener que dejar cosas. En esta casa no se fía.
-De acuerdo. Le dejo esto.
-¡¿Y esto qué es, caballero?!
-¿Cómo qué es, doña Amelia? Es una cosa, de esas cosas que vende usté.
-Vaya curiosidad… Será cosa de no creer. Pasa que en esta casa siempre entran cosas nuevas y una nunca está al tanto de todo.
-Y claro, es ¡Tanto! que no se llega a conocer todo. Cada cosa tiene lo suyo.
Solo cosas que son tanto que hay que soltar
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Gracias por pasar Abigail.
Un beso.
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Jajaja cosas de cosas… cuando cosificamos todo es así ¡Buenisimo! Como me pude reír… Saludos.
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Me alegro que te haya gustado Rosa! Un beso.
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