LAS BONDADES DE LA SOMBRA



«La esperanza es […] la única defensa ante la verdad que es siniestra y fatal»
   Estelares

«La verdad os hará libres»
   NT

«La libertad la tendrás que buscar»
   Viglietti

«Buscabas la libertad y ahora, ¿Cómo huir de esta prisión?»
   Ciro

Nosotros, quienes hemos envasado el fuego y bajamos el cielo a la yema de los dedos, quienes hemos pintado las estrellas con nombres y hemos olvidado los nombres mágicos de la heterodoxia, hemos visto en el poniente la caída de los muros y en occidente levantarse como trincheras de la guarida individual, hemos visto los cadáveres de la industria automotroz, hemos visto a lo eterno volverse niebla y a lo sublime caer banal, hemos visto a lo inútil servir amable, nosotros, hemos visto el llamado de la psicotecnia, hemos visto el hambre devorar la carne, hemos visto la podredumbre de las vísceras y los charcos de sangre de la explotación, nosotros quienes subsumimos el mundo a nuestra lógica, quienes construimos catedrales del horror vacuí, quienes contemplamos el movimiento perpetuo y la condena sinérgica, hemos bajado un largo trecho en el llano próspero de la dramaturgia existencial para estar aquí y allí y más allá de cualquier más allá donde todo es acá, nuestro dominio, hemos llegado a dotar de vida los cantos rodados otrora designios divinos hoy cimientos de los rascacielos, hemos consagrado las travesías del clamor de la plebe transfiguradas en liturgias cotidianas del rol antagónico de la relatividad, hemos retronominado los sucesos de la catástrofe pictórica del Omnia vincit, hemos subyugado la tracción motriz de las bestias del Parnaso, nosotros, quienes hemos trocado el tacto epidérmico por ciberíadas somáticas, hemos visto la culpabilidad volverse epidémica y la obsesión, luxuria, quienes hemos alcanzado las mesoalturas del Monte Olimpo y hemos deletreado los tocafondos del Pacífico, quienes hemos levantado las patibularias dimensiones de la sinapsis neuronal en sus arquetipos, hemos visto al moribundo clapear y al cirujano romar, nosotros, que liberamos los mil años del Teuto Reus, quienes hemos archivado el conoxit diamon en los servidores del Poett Pervival, nosotros, quienes hemos jurisdictado la vibrantuono cacofonía del mondo intíngulis, nosotros… Nosotros. Y ustedes, ay, ustedes. ¡Ay, ustedes!

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