Seguime, la corriente

A vos que me vas a seguir
te tengo nomás que decir
que no me vas a alcanzar
pues sé viajar por el mar.

No quiero seguidores
de blog, ni consumidores
de tiempo libre, señores,
ni quiero mil aduladores.

No me vengan a decir
que todos serán lectores,
curiosos observadores
de a ratos han de venir.

Qué estás buscando, pregunto,
que das vueltas por la red.
¿Es que acaso quiere usted
matar el tiempo en conjunto?

Si acaso buscás poesía
yo te entrego el alma mía.
Si el tiempo querés ceder
te invito a retroceder.

Si buscás una distracción
te ofrezco alguna canción,
si entonces querés volar
la mano dame al despegar.

Tal vez ya no quieras nada
de emociones estás cansada,
capaz no escribas una carta.
Del amor, tal vez, estás harta.

¿Hay algo llamado destino?
¿O es tan sólo desatino
de nuestra parte pensar
que todo se da al empezar?

Importante es que el camino
le sirva sólo al peregrino
para saber que al pasar
nada él se podrá llevar.

Esa es la ley de esta vida.
Por eso te quiero decir
que no olvides que venir
es sólo un viaje de ida.

Como una droga perdida
vos la quisiste buscar
pero te vas a encontrar
con una vida consumida.

Entonces, ¿me vas a seguir?
Hoy que ni vengo ni voy
lo que recuerdo lo doy
es mi modo de servir.

La corriente nos lleva al mar
de regreso, a nuestro hogar,
allí no hay ni ir ni venir
ni existe eso de seguir.

Seguime igual, si querés,
algo podés encontrar:
cuentos, poesía y el mar,
que me ha llevado, ya ves.

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